Una rareza, en peligro de extinción, que no podíamos dejar escapar...
mirlo blanco: persona o cosa que destaca entre las demás por una o varias cualidades excepcionales: lo tiene todo: es guapo, inteligente, y además es rico, ¡realmente es un mirlo blanco!
La gestación.
El teléfono sonó sobre las 11 de la noche: “Ángel, no te asustes, soy Ricard, no pasa nada, te llamo por un coche que he visto”; Bengo debió arquear las cejas con incredulidad; pensando “¿cómo es que me llama a las tantas de la noche, con ese sobresalto?”, cuando, sin darle opción a hablar, le dije aceleradamente: “Mira el enlace que te he pasado de Forocoches……” , ya no pudo más y exclamó: “Oye Ricard, ¿me estás llamando para que mire un post de Forocoches? ¿No es un poco tarde para eso…?” “Míralo leñe!! Se trata, nada más y nada menos que de un 900 Airflow”, dije.-

Aquella noche, entre cabezada y cabezada delante de la pantalla del ordenador, acababa de leer en un hilo de apoyo a la marca Saab, un post de un forista que le era familiar en el foro Mercedes. En él, comentaba que, en su día, tuvo un 9000 Airflow que le dió un estupendo resultado y que había vendido a su cuñado; incluía la foto de su antiguo 9000 rojo, absolutamente precioso.
Ahora, como sentía, inevitablemente, morriña de aquél coche, su cuñado le había encontrado otro, pero, al ir a verlo, se topó con un 900 Airflow americano, de procedencia belga, que no le acaba de gustar, tanto como su 9000, y que no acaba de convencerle.
La narración produjo en mí el efecto de “despertarme” de golpe y porrazo: ¡¡ ARREA!! ¡¡Un 900 Airflow anda por ahí, suelto!!!. Sin pensármelo dos veces, le envié un mensaje al forista para que me diera algo más de información del coche. Me dio unas referencias aproximadas de la zona por donde estaba el coche, en plena sierra norte de Madrid, pero poco más. Amablemente, me facilitó el móvil de su cuñado, Israel, para poder hablar con él al día siguiente. Al fin y al cabo, él había sido el que localizó el coche y sabía donde estaba, con exactitud.

Aquella noche, Bengo y yo soñamos con unas sugerentes líneas aerodinámicas, paragolpes rectos, … e imaginamos como sería el coche. A saber los kilómetros que recorrió por nuestras cabezas!!

La búsqueda.-
Llamé en tres oportunidades, pero Israel (el cuñado) no cogía el teléfono por la mañana. Entonces recibí una llamada perdida a modo de respuesta; era él y no tenía saldo en su móvil. Enseguida hubo feeling entre los dos nuevemileros. Me contó que el 900 ese estaba entero. Lo habían probado y parecía que el precio era acorde con la rareza del coche. Él lo había descubierto al pasar por la zona, de casualidad, ya que trabajaba cerca del lugar y, en el camino de dos estaciones, pudo descubrir el coche, en discreta venta, sin anuncios de ningún tipo.
“No sé mucho más; sé que está por esa zona del Manzanares, pero no me acuerdo del taller, el coche no estaba mal, le falta un paso de rueda y lleva allí casi año y medio. Dame un rato y te busco el teléfono de quien lo vende”
Ansiosos por descubrirlo, pasamos un par de horas buscando talleres por esa zona, pero ninguno parecía coincidir con la descripción facilitada. Realmente, era como buscar una aguja en un pajar, una misión imposible.
Entonces, volvió a sonar el teléfono: “Hola Ricard, soy Israel, de nuevo: estoy junto al coche…..” tragué saliva…..”¿Estás al lado?” no podía ser, hace un rato no sabíamos dónde estaba y, ahora, se encontraba junto a él. “¿Y cómo está”?
El coche no parecía estar mal, al menos, por la descripción que nos dio. Estaba entero, era de color azul, un azul raro, y tenía los asientos de piel color beige y, … “tiene un alerón grande”…..Efectivamente, tenía hasta la “whale thale”.. !!!

Definitivamente, podía tratarse de un mirlo blanco, una de aquellas oportunidades que se presentan muy de cuando en cuando, generalmente, “a los demás”, y que no queríamos dejar escapar. Israel nos facilitó el móvil de un tipo del taller, un tal Paco, al que llamé por la tarde. Queríamos mostrar el interés justo, ni mucho, ni poco, ir a por él si cuadraba un precio razonable, pero sin volvernos locos y sin crear expectativas de enriquecimiento fácil al vendedor.-
Con una tranquilidad pasmosa, casi insoportable, Paco nos dijo, con mucha seguridad, rayana en el desinterés, que el coche estaba bien: “ah sí….el Saab…”; tenía la ITV pendiente, parece que procedía de un tipo que se había comprado un Mercedes y con overbooking de coches, por lo que lo había dejado allí.
Acordamos el precio final y, revisando el calendario, convinimos en bajar a por él el viernes día 8 de enero, juntos, desde San Sebastián.
Durante aquellos días de preparativos, nos sorprendió la seguridad que mostraba el taller de que el coche pasaría la ITV, y, en efecto, la vispera de ponernos en ruta, la pasó y, además, sin deficiencia alguna.
Cuando hablábamos con Paco volvía a mostrar total tranquilidad: “vale, bajáis el viernes, sin problemas, el coche estará listo”……nunca nos creímos la historia del todo, hasta que Ángel recibió el certificado de la ITV, el dia 7, a las 6 de la tarde, así como los papeles del coche. Ya estaba todo listo, se ponía en marcha una expedición en busca de… “Mirlow blue”.-
El viaje
“Esto no pinta nada bien Ricard” dijo Ángel. Las previsiones avisaban de nieves en cota 0 por la zona de Guipúzcoa, que a mi me parecían un poco exageración, así que no quisimos hacer mucho caso. Estábamos como locos con el coche. Sportscoupé, amablemente, nos envió unas pocas fotos, que le pedí que no las publicará en ningún lado, para evitar el aluvión de llamadas. Realmente siempre le agradeceremos su discreción, su complicidad desinteresada: no sólo las borró, sino que no dijo nada a nadie y nos dió unos consejillos más sobre cómo abordar el asunto.
El pasado viernes, día 8 de enero, a las 7 de la mañana, dos locos salíamos, bajo los primeros copos de nieve, a bordo de un viejo conocido del Foro, la negra Lijadora, un flamante 9000 Aero, dirección Vitoria, para recorrer la antigua N-1, rumbo a Madrid. Metimos en el maletero dos cajas de herramientas, una linterna, anticongelante, aceite, y sendas maletas con su elemental muda, por si, de regreso, las cosas se ponían feas y debíamos quedarnos a dormir por el camino.
Durante el ascenso del Puerto de Etxegarate, la nieve comenzó a caer abundantemente, pero con la calzada mojada, los copos no cuajaban, así que empezamos a adelantar a una larga fila de trailers, hasta llegar a la altura de los quitanieves, empeñados en escoltarnos, abriéndonos el camino.
Tuvimos que dejarles ir por delante nuestro, a cierta distancia, ya que uno de ellos quitaba la nieve y el otro iba soltando sal gorda, que salía rebotada con fuerza contra la carrocería, como si fueran piedras. A los lados, empezamos a ver nieve y más nieve, cada vez más con más espesura, pero, aún y todo, podíamos circular a un ritmo decente.
Acordamos seguir sin vacilar, en la confianza de que por la zona centro del país, el tiempo estaría mejor, y, en eso, los pronósticos acertaron plenamente: al llegar a Madrid, un día espléndido nos aguardaba.

Pero no adelantemos acontecimientos. Al poco de coronar Etxegárate, la autovía sólo tiene un carril practicable, el sol no acierta a salir y la nieve empieza a cuajar. Llegan algunos tramos en los que sólo podemos ir detrás del vehículo que nos precede, resulta imposible pasarse al carril de la izquierda y efectuar un adelantamiento. La nieve cubre ese carril, y meter las ruedas ahí con brusquedad es exponerse a tener un accidente. Con todo, en los tramos más o menos practicables, cambiamos de carril, y adelantamos a algún que otro camión.
Es curioso conducir en estas condiciones, debes hacerlo todo a cámara lenta, frenar, acelerar, ser muy previsor, actuar con extrema suavidad, nada de brusquedades. Con todo, salta el TCS en numerosas ocasiones, noto el pedal duro del freno, pero el 9000 sigue bastante bien por donde lo quiero meter.-

Nos sorprendió ver pasar por ese carril izquierdo, lleno de nieve, camiones a más de 80 km/h, como si tal cosa. El problema era que, a los pobrecitos que íbamos por el carril de la derecha, se nos venía encima toda la nieve que levantaban. Resultaba angustioso quedarse un par de segundos sin visibilidad, mientras toda la fila de vehículos frenaba.
Fuimos atravesando las tierras de Álava, lentamente, con momentos de mucha nieve, pero poco a poco, se fue aclarando el panorama, la nieve desaparecio de la calzada, el día se aclaró, y comenzamos a darle velocidad al coche.

En Miranda de Ebro nos incorporamos a la AP-1, y aprovechamos para llenar el depósito de gasolina, donde aluciné al ver cómo llevaba toda la parte delantera el coche. Hacía un rato me había dado cuenta de que el agua del limpia se había congelado, así que aproveché para limpiar a mano la luna. El aire era gélido y cortaba como un cuchillo. Un día de perros en media España. Mantener el equilibrio en esa gasolinera era toda un proeza, y salirse de cualquier trazada un peligro.

Ese sería el principal problema hasta llegar a Madrid, el mantener limpia de salpicaduras la luna del coche. A falta de agua se forma un barrillo de sal y tierra que acaba por dejarte casi ciego con el sol tan bajo de la mañana. El 9000 seguía yendo como de costumbre, a ritmos legales de 120-130 Km./h., vigilando el posible hielo en la calzada, y los consumos (“pequeña” obsesión de este servidor). Después de un depósito anormalmente alto en el recorrido Barcelona-SS, ahora se movía entre valores normales, de 7.5-7.7 l. de marcador. La cosa parecía marchar. Debimos de pararnos una vez más a limpiar la luna delantera. El paisaje, sencillamente espectacular, pero con un frío horrible, y, encima, el aire no paraba de soplar y te dejaba paralizado, como pudimos comprobar a continuación.

En efecto, nos salimos un momento de la autovía, para no parar en el arcén, pero fuera era difícil localizar un lugar donde apartarse sin tener, después, problemas para volver a la calzada. Os aseguro que daban ganas de aullar con el aire tan gélido que nos rasgaba la piel.

Antes de entrar en la, para nosotros, temible M-40, colocamos el Tom Tom que nos habría de guiar, perfectamente, hasta nuestro ansiado Mirlow Blue.

Mirlow Blue.-
Llegamos bien de tiempo, sólo media hora de retraso respecto a lo previsto, y allí estaba, como en nuestros mejores sueños, como un leal perrito que sale a saludarte de una casa, todo limpio, bien visible, aparcado a las puertas del taller. ¡¡¡Era el coche más bonito del mundo!!! Mucho más de lo que imaginábamos, tras analizar con lupa las escasas fotos que nos habían enviado.
Bengo y yo nos quedamos en silencio, embargados por la emoción del repentino encuentro, solos frente a nuestro ansiado objeto de deseo, de cuya real existencia habíamos dudado toda la semana.-

Aparcamos la fiel Lijadora, cubierta de barro hasta la antena, y comenzamos a dar vueltas, como tontos, alrededor del Mirlo: ¡¡¡ Que bonito!!!,….acertamos a balbucear…

Recién limpio, con su techito eléctrico, su kit airflow casi perfecto (incluso con el paso de rueda que decían le faltaba), sus asientos en piel beige sin roce alguno, bien mullidos, su cola de ballena, un aspecto general... ¡¡¡IMPRESIONANTE!!! Jamás hubiéramos sospechado que un coche así no estuviera anunciado en ningún sitio ni nadie más hubiera reparado en su existencia.-

¡¡A por él!!! Preguntamos por Paco, el paciente inglés imperturbable, pero estaba ausente porque la nevada hacía trabajar todo el día sin descanso a las grúas, de hecho tenía el taller lleno de coches siniestrados.

Finalmente nos atendió un tal Julián, el dueño, que nos trajo las llaves y arrancó el coche, naturalmente, a la primera. Ese sonido nos era tan familiar… el coche ya estaba en marcha, a la segunda vuelta del motor de arranque. Lo revisamos de arriba abajo, tenía sus cosillas estéticas a corregir, pero, por encima de todo, una serie de detalles excelentes, como su radio original Clarion de la época, su motor limpio, la cajita roja del APC, sus herramientas impolutas, la bolsa de la rueda de repuesto, incluso el botiquín original ya caducado...
Puse en marcha la radio y me pidió el Code. En el manual descubrí los cuatro números, los introduje, y como un saludo, la antena se fue arriba y comenzó a sonar la música. ¿Nos estaría diciendo algo?
Julián nos dejó las llaves, sin problemas, para la prueba dinámica, nos señaló una divertida carretera donde probar el coche, y con total confianza allí nos fuimos.-

Bastó menos de media hora de examen y prueba en carretera, para convencernos que el Airflow respondía perfectamente. Ningún tirón, respuesta lineal, frenaba de maravilla y la aguja del turbo con el coche ya caliente, se iba con desparpajo hacia el color rojo. El coche, mecánicamente, parecía tener esos 148.000 kms. que figuran en el tablero de instrumentos No le sonaba nada, ni grillos del salpicadero ¡¡¡ crack free!!!, ni en las puertas, y cuando hundías el pie en el acelerador, sólo un poco, respondía como se espera de un coche con 175 caballos (es un modelo catalizado según la ficha técnica).

Diez minutos de intercambio de “papeles“ y con el seguro que ya habíamos contratado antes del viaje, decidimos ponernos EN MARCHA, que el camino a Donosti se nos antojaba largo, y queríamos aprovechar al máximo las horas de luz. Ya tomaremos algo por el camino…nos dijimos embargados por la emoción de nuestro sueño hecho realidad…




























